lunes, 16 de marzo de 2009

Camión de la basura


Y siempre te oigo llegar, cargar tu mercancía e irte, llevarte parte de mi desesperación, pues sé que después de tu llegada, llegará el sueño.

Incluso tu estridente pitido me relaja, pues sé que volveré a soñar, a soñar con aquello que se me resiste despierto, aquello que por mucho que corra parece que siempre correrá más deprisa, aquello que no se cansa de huir, aquello.

Y te vas, y me invade el silencio, y las dudas y los miedos marchan al armario, a descansar, llevan todo el día caciplando contra mi serenidad y se lo merecen. Y allí dormitan. Se despiertan con "paloma" y se acuestan con tu motor, ya somos dos.

Dos entes, cuyo fin no es otro que el de dejar patente su existencia, que se odiaban, pero que tenían que pasar juntos tantas horas que casi mejor ni mirarse.

Son rutina.

Son dolor.

Pero tú pitas el descanso.

Buenas noches, camión de la basura.